CÁNOVAS MULERO, Braulia

CÁNOVAS MULERO, Braulia

Braulia CÁNOVAS MULERO (08(01/1920, Alhama). Hija de Francisco y de María, padres de nueve hijos. Braulia era la segunda. La familia emigró durante la segunda mitad de los años veinte a Montcada i Reixac (Barcelona) y más tarde a Marcillac, cerca de Burdeos. El padre, que trabajaba para una empresa ferroviaria francesa, fue enviado a España en 1935 para encargarse de la electrificación de la línea Madrid-Ávila-Segovia. Murió en 1936 en un bombardeo de la Legión Cóndor en la vivienda que ocupaban en Collado-Villalba (Madrid). La familia se trasladó entonces a Cataluña, donde Braulia, gracias a su dominio del francés, trabajó de secretaria para la CNT. En 1939, tras la derrota republicana en la Guerra Civil, la familia cruzó a Francia con la Retirada. Fueron internados en el campo de Argelès antes de ser acogida por familiares en Adge, después regresaron a España, sin Braulia, que se instaló en Perpignan (Pirineos Orientales)[1].

En 1942 entró a formar parte de la Resistencia, su alias fue Monique, nombre que mantuvo el resto de su vida. Su compromiso fue con la Red Alibi-Maurice de las Forces Françaises Combattantes, (FFC). Organización militar formada por agentes de las redes de la Francia Libre en la zona ocupada por los alemanes o controlada por el gobierno de Vichy. Estos agentes fueron clasificados, según su actividad, como agentes P1, si continuaban con sus ocupaciones personales, o como agentes P2, en el caso de que se dedicaran exclusivamente a la lucha contra el enemigo. Estos últimos estaban sujetos a la disciplina militar. Creadas entre 1942 y 1943 se especializaron rápidamente en tres misiones principales: la transmisión de inteligencia a Londres, la exfiltración de prisioneros fugados o soldados aliados y, posteriormente, las operaciones de sabotaje[2].

La red Alibi-Maurice estaba formada, en gran medida, por gente del Frente Nacional de Cataluña (FNC)[3], especialmente el grupo 1. Contaba con cerca de medio millar de agentes distribuidos por la Zona Ocupada para compartir información con el servicio británico de inteligencia y luchar contra el nazismo. El grupo “MAURICE l”, del catalanista Valls de Gomis, con centro en Perpignan operó en los Pirineos Orientales y en la costa mediterránea desde Marsella hasta la frontera española. Logró poner a salvo a 800 aviadores, soldados aliados y judíos[4].

Braulia era enlace de la red entre Grenoble y Perpignan, su misión consistía en recoger documentación de los aviadores que tenían que pasar a España. Su grupo, según su propio testimonio, se llamaba “Alibí Morris” y lo dirigía un judío llamado Guy Veill[5]. Su mujer fue detenida con el grupo, él logró escapar, pero desapareció, por lo que sospecharon que lo habían matado.

Esta es una parte de la historia de Braulia a la que ni ella misma dio mucha importancia, de hecho, en su relato sólo la menciona de pasada. Tampoco aparece en las múltiples publicaciones dedicadas a su vida. Algo que se repite en muchas de las mujeres que lucharon en la Resistencia, pero lo hicieron sin empuñar las armas. Podían ser, como en este caso, enlaces: «No eran espías, tenían trabajos normales y corrientes y pasaban información cuando obtenían algo, hacían de correo, ocultaban en sus casas a enemigos de Hitler o hacían labores de mecanógrafas y escribían a máquina la documentación primordial para la Resistencia»[6]. Trabajo fundamental para el desarrollo de las operaciones aliadas y, como demuestra la deportación de muchas de ellas, igual de peligroso que el de los hombres.

Pero el 9 de mayo de 1943 fue detenida por la Gestapo en una gran redada. Estuvo retenida en la Ciudadela de Perpignan y de allí la llevaron a la “Maison de la Condesse”, cuartel general de la Gestapo, donde permaneció todo un día. Fue interrogada, pero según dijo, no torturada. De nuevo en la Ciudadela fue encerrada en los sótanos otros 15 días. De allí salió a la estación de Austerlitz, punto de partida a la cárcel de Fresnes, a las afueras de París, realizando el trayecto en camiones. En este nuevo destino estuvo un mes aislada y a oscuras. Después la trasladaron a la celda 308, con otras cuatro prisioneras francesas.

Desde esta nueva posición volvió a desplegar, junto a sus compañeras de celda, una intensa actividad resistente. Varias de ellas lograron que las emplearan, como criadas, en servicios de limpieza de la cárcel. Este trabajo les permitía moverse de un lugar a otro, entrando en contacto, incluso, con la sección de los hombres. De esta forma lograron obtener información que resultaba esencial en esos momentos, como dar noticias de la situación en la que se encontraban hombres y mujeres detenidos en todo el edificio, especialmente entre familiares. Los mensajes los transmitían por las noches, una vez que regresaban a las celdas, tanto por las ventanas como por el sistema de ventilación. Braulia se sentía especialmente satisfecha de poner en contacto a madres con sus hijos o a mujeres con los maridos antes de ser fusilados.

Así estuvo hasta el 31 de enero de 1944, día en el salió hacia el campo de tránsito de Compiègne, antes de partir hacia Ravensbrück en el “convoy de las 27.000”[7], nombre que hace referencia al número con el que fueron identificadas las 959 mujeres que lo formaban, casi todas pertenecientes a la Resistencia o relacionada con ella.

“Más del 70% pertenece a una organización de resistencia. En total, están representadas cerca de 60 redes y más de quince movimientos. Desempeñan una amplia variedad de funciones dentro de estas organizaciones. Algunas se encargan de reclutar nuevos agentes, otras reciben los lanzamientos de paracaidistas organizados por Londres, y otras escriben, imprimen o distribuyen folletos y periódicos clandestinos. Sin embargo, dos tareas destacan: por un lado, el 38% actúa como enlace entre grupos, transportando correo, armas, equipos de radio o explosivos. Un número aún mayor (40%) transforma sus hogares en refugios para albergar a miembros de la resistencia, agentes aliados o funcionarios de tránsito. Sus granjas, negocios, casas o apartamentos sirven como depósitos de armas, lugares de reunión o emisoras de radio”[8].

El viaje lo hicieron en un vagón de ganado con otras 70 u 80 mujeres hacinadas, sin comida ni agua. Durante el trayecto sufrieron varios bombardeos lo que dificultó el avance del convoy. Llegaron a Ravensbrück, al norte de Berlín, el 3 de febrero y fue registrada con el número 27.697 y adscrita al barracón 13.

Fuente: Lista de prisioneras llegadas desde Compiègne el 3 de febrero de 1944, ITS Arolsen, https://collections.arolsen-archives.org/en/document/3766077

Pasó por los barracones de cuarentana antes de ser incorporada al trabajo, según su propio testimonio durante cuatro meses. El primero de ellos que recuerda es el de “los vagones de arena”, trabajo tan penoso que creyó que no podría soportarlo. Logró evitar este destino gracias a los consejos de una compañera. A lo largo de este proceso Braulia destaca la solidaridad que había entre las compañeras, que, como en esta ocasión, le salvó la vida. Y una obsesión: luchar para que no le arrebataran la dignidad. El miedo a verse desposeída de su identidad y, muy especialmente, de que le raparan la cabeza, algo inconcebible para una joven de 23 años.

Unos meses después sufrió el siguiente traslado.

Fuente: Tarjeta de registro, ITS Arolsen, https://collections.arolsen-archives.org/en/document/3614592

El 24 de junio de 1944, un convoy de 266 prisioneras del campo de concentración de Ravensbrück llegó al campo satélite de mujeres de Hanover-Limmer, en las inmediaciones de la fábrica de caucho Continental-Gummiwerk[9]. Era un subcampo de Neuengamme dedicado a la fabricación de máscaras de gas de la empresa Continental Gummiwerke. Braulia recibió el número 5.522. Las prisioneras realizaron turnos de 12 horas, tanto de día como de noche. De nuevo las mujeres se organizaron para sabotear la producción. Lo hacían pisando, todas a la vez, el tejido con el que se hacían las máscaras, provocando que saltaran los plomos y con ello la paralización de la confección.

Aquí fue donde le requisaron las prendas que aún conservaba: un reloj y su anillo, que años después fue devuelto a la familia.

Fuente: Tarjeta de efectos personales de Braulia, ITS Arolsen, https://collections.arolsen-archives.org/en/document/3644179, https://collections.arolsen-archives.org/en/document/108005679, https://collections.arolsen-archives.org/en/document/108005678

La cercanía de las tropas aliadas obligó a los alemanes a vaciar el campo. Comenzaba una nueva etapa en la vida de Braulia, aún más peligrosa que las anteriores. A medida que aumentaban las posibilidades de ser liberada, también lo hacían las de morir en un último intento de los alemanes por hacer desaparecer a los prisioneros. El 6 de abril de 1945 el Kommando fue evacuado. Las mujeres tuvieron que salir de Hannover a pie hacia Bergen-Belsen, en una “Marcha de la Muerte” que concluyó la tarde del día 8. Bergen-Belsen se había convertido en el último lugar en el que recluir a miles de prisioneros, más de 8.000, la mayoría mujeres, procedentes de los subcampos de la región de Hannover, allí fue obligada a enterrar cadáveres en descomposición, medida adoptada por los nazis para borrar evidencias de los crímenes cometidos. Tarea que realizó hasta que el campo fue liberado el 15 de abril de 1945 por la 11ª División del Ejército británico, a la una de la tarde, como bien recordaba ella.

Desde ese mismo momento se hicieron cargo del campo y la primera tarea que acometió su equipo médico fue controlar la epidemia de tifus que invadía el campo, evitar que siguiera cobrándose víctimas y que se expandiera por todo el territorio. A tal fin, Glyn-Hughes, médico del ejército británico, levantó el mayor hospital de toda Europa, que pasó a llevar el nombre de su creador, ocupando, entre otros, el hospital local, después de sacar a los enfermos alemanes ingresados en él. Contó con la ayuda de 97 estudiantes de medicina británicos[10]. Braulia fue una de sus pacientes, ingresada en la sección VI-B, sin que conste el diagnóstico, aunque ella misma contó que contrajo el tifus. Los síntomas de enfermedad comenzaron al día siguiente de la liberación del campo. Recuerda agonizar durante veinticinco días. Le salvó la vida un soldado rumano, del servicio sanitario, que cada día le daba una taza de leche. Durante muchos días siguió viendo retirar los cadáveres de compañeras que no superaron la enfermedad. Ella logró sobrevivir, aunque cuando salió apenas pesaba 38 kilos.

Poco después fue repatriada a Francia donde terminó de recuperarse en distintos establecimientos de reposo, entre ellos el Hotel Lutetia de París y el Grand-Hotel de Font-Romeu[11].

Una vez recuperada se instaló en Perpignan. En octubre de 1945 recibió 2.000 francos de ayuda del fondo de asistencia social de Solidaridad Catalana a los refugiados españoles pertenecientes a las organizaciones que constituyen Solidaritat Catalana. En el momento de su detención estaba casada con Florencio Fort, que según consta en este documento, fue víctima de la Gestapo.

En 1947 contrajo matrimonio con Manuel Gené y fueron padres de dos hijos. Desde su residencia de Perpignan escribió, en 1975, el texto que forma parte de la obra de Neus Catalá De la resistencia y deportación. Durante los siguientes años realizó un trabajo constante para que no se olvidara la experiencia vivida por aquellas mujeres que se opusieron al fascismo y acabaron en los campos de concentración.

El gobierno francés reconoció su labor en la Resistencia otorgándole el título de dama, y más tarde, el de oficial de la Legión de Honor. Esta homologada como miembro de las Fuerzas de la Francia Combatiente (FFC) y como Deportada, Internada, Resistente (DIR)[12].

Braulia falleció en Barcelona el 23 de diciembre de 1993 y fue enterrada en Perpignan.


[1] Castillo Fernández, J. y Escudero Andújar, F.: Deportados murcianos a los campos de concentración nazis, Ed. Archivo General de la Región de Murcia, Murcia, 2021

[2] https://museedelaresistanceenligne.org/expo.php?expo=119&theme=246

[3] https://historiavibrant.cat/joan-cullare-ibars-un-patriota-senzill/

[4] https://www.eltemps.cat/article/20915/manuel-valls-de-gomis-un-independentista-contra-lholocaust

[5] Catalá, N.: De la resistencia y deportación. 50 testimonios de mujeres españolas, Ediciones Península, Barcelona, 2000, pp. 260-266

[6] https://www.bbc.com/mundo/noticias-58515501

[7] Memoire Vivante, Bulletin de la Fondation pour la mémoire de la Déportation, nº 67, 2013, pp. 1-7

[8] https://fondationmemoiredeportation.com/wp-content/uploads/2015/02/mv_67.pdf

[9] https://www.kz-gedenkstaette-neuengamme.de/fr/historique/camps-exterieurs/liste-des-camps-exterieurs/hanovre-limmer/

[10] https://www.historyhit.com/hughes-liberation-of-bergen-belsen/

[11] Castillo Fernández, J. y Escudero Andújar, F.: Deportados murcianos a los campos de concentración nazis, Ed. Archivo General de la Región de Murcia, Murcia, 2021

[12] https://www.memoiredeshommes.sga.defense.gouv.fr:443/ark:40699/m005a295400b169e.moteur=arko_default_66fa612acbc0d